Martín Bermúdez, Santiago: Los atletas ensayan el escarnio. Madrid,
Huerga y Fierro, 2010. 112 páginas
Cuando se
revisan numerosos episodios y períodos de la historia de España se tiene a
menudo la sensación de que el esperpento, esa visión grotesca y ácida de la
realidad que formalizó Valle-Inclán y que, según sus palabras, encuentra sus
orígenes en el arte de Goya, no es más que un realismo descarnado. Como
expresaba el mismo Valle, sólo una estética sistemáticamente deformada puede
aportar los perfiles exactos de los tipos, comportamientos y aconteceres que
han regido el ruedo ibérico (e insular, claro).
Santiago Martín
Bermúdez, Premio Lope de Vega en 1995 y Premio Nacional de Literatura Dramática
en 2006, ha retomado esa larga tradición hispánica para iluminar algunos
aspectos del anterior régimen de nuestro país. Él mismo confiesa en el prólogo
de esta obra que “Quise componer una tragedia / Y me sale un esperpento”. Es
manifiesto su acierto, a la luz del resultado y de la naturaleza de los
personajes que la habitan. Porque los atletas del título son nada menos
que Ramón Serrano Suñer y José Antonio Primo de Rivera, entregados a sus ejercicios
gimnásticos, sus pulsiones sexuales y sus comportamientos fascistas. Y junto a
ellos, el general Franco, detentador del poder, cruel, acomplejado, ridículo y
terrible al mismo tiempo.
El argumento se inicia
con la visita que Aniceto Agudo, hijo de quien fue médico personal de Franco,
realiza al ya nonagenario cuñado del dictador. Viene a comunicarle la
desaparición de una serie de documentos y testimonios relacionados con Franco,
que su padre reunió y conservó en la caja de seguridad de un banco. En ellos se
cifran algunos sucesos sorprendentes y uno de los secretos mejor guardados de
la personalidad del Generalísimo. A partir de aquí, una sucesión imparable de
escenas desarrolla la intriga, que se mueve por momentos pasados y presentes,
articulada a través de la entrevista de Agudo y Serrano Suñer.
Un conjunto de
personajes entre los que, además de los señalados, figuran los cantantes Concha
Piquer, Miguel de Molina y Angelillo, el depravado periodista César González,
el sangriento cardenal Júcar o el almirante Carrero Blanco, desfilan por un
tiempo y un espacio que se desdibujan, en un ambiente que pronto adquiere la
atmósfera de una pesadilla. Lo absurdo, lo grotesco y lo fantasmagórico
alternan y coinciden para configurar finalmente un desvelador retrato de los
años de la dictadura franquista.
Los atletas
ensayan el escarnio, que mereció el Premio Talía de Teatro en su tercera
edición, tiene el carácter de una fábula paródica, que desenvuelve sus claves a
partir de diferentes tratamientos dramáticos, entre los que cabe citar la
tragedia shakespiriana, la copla y la estética circense. Las profecías a los
tres camaradas fascistas de las brujas macbethianas transmutadas en figuras
tonadilleras, la aparición del espectro de Angelillo a un arrobado general
Franco o la condición vampírica de su cuñado son algunos de los brillantes
recursos que el autor disemina en su obra, cuajada de situaciones delirantes y
al mismo tiempo plenas de coherencia histórica.
Martín Bermúdez
escribe una obra valiente, desvergonzada y de gran riqueza literariodramática,
en la que la abierta manifestación de los deseos, la voracidad, la depredación
sexual de los personajes y su atracción por la muerte tiene un valor tanto
sociopsicológico como simbólico.
Porque tras la
aparentemente disparatada obsesión de Franco con los mensajes ocultos en las
coplas de Angelillo, o la erótica relación de José Antonio y Serrano Suñer que
Martín Bemúdez presenta en su obra, aparecen las actitudes crueles, despóticas
y arbitrarias de quienes gobernaron o inspiraron la ideología dominante en
España durante esos años. La caricatura y la sátira con la que dibuja a sus personajes
son los elementos de los que se vale para acentuar la crudeza y el horror de sus
comportamientos. La grotesca deformación de los artífices de la ominosa
dictadura les devuelve así a su imagen más veraz, profundamente real.
Los atletas
ensayan el escarnio es una obra que apela a la inteligencia del lector
(del, ojalá, futuro espectador), mediante un humor sarcástico y un depurado
lenguaje de innegable altura literaria. Con ella, Santiago Martín Bermúdez despierta
los fantasmas que poblaron el siglo anterior para cauterizar las heridas
abiertas de un pasado que aún proyecta su sombra sobre nosotros.
Federico Martínez-Moll
No hay comentarios:
Publicar un comentario